lunes, 2 de mayo de 2011

Experimento bacterias Griffith y Avery



Para este estudio, Griffith utilizó dos cepas de la bacteria neumococo, tipo III-S y de tipo II-R.

La cepa S-III tiene una capa de polisacáridos que lo hace resistente al sistemainmunológico de los ratones, mientras que la cepa II-R carece de esta capa y así va a ser destruido por el sistema inmune de el anfitrión.

Para la primera etapa del experimento principio de transformación, Griffith demostró que los ratones inyectados con III-S morían, pero cuando se inyecta con II-R vivían y mostraban pocos síntomas.

La siguiente etapa demostró que si los ratones fueron inyectados con el tipo III-S que había estaban muertas por el calor, los ratones vivían todos, lo que indica que las bacterias habían sido ineficaces.

Los resultados interesantes llegaron con la tercera parte del experimento, cuando los ratones fueron inyectados con una mezcla de III-S muertas por aclor y II-R vivas.

Curiosamente, los ratones murieron todos, lo que indica que algún tipo de información se había pasado de la cepa muerta de tipo III-S para la cepa de tipo II-R. Las muestras de sangre mostraron que la sangre de los ratones muertos figuraban tanto cepas de tipo III-S y bacterias de tipo II-R.

De alguna manera el tipo II-R se había transformado en la cepa de tipo III-R, un proceso que él bautizó como el principio de transformación.



Griffith concluyó que había algún «principio» que transformó las cepas rugosas (R) en lisas (S) con una cubierta de azúcares. Cuando Avery leyó los resultados de Griffith se intereso en identificar este «principio transformador», Avery y su equipo comenzaron a experimentar usando un tubo de ensayo en vez de un ratón. Usaron detergente para descomponer las células lisas muertas por calor creando una lisis a partir de ellas. Entonces usaron esta lisis para los ensayos de transformación. Los tubos funcionaron bien y mostraron que la lisis de S muerta por calor podían cambiar (R) Rugosa a (S) Lisa. El principio transformador estaba en algún lugar de la lisis.

Probaron cada uno de los componentes de la lisis para la actividad transformadora. Primero incubaron la lisis de cepa lisa muerta por calor con una enzima, SIII, que consume completamente la cubierta de azúcar. La lisis de cepa lisa sin cubierta seguía siendo útil para transformar. Esto les reveló que las cepas R no creaban una nueva capa a partir de las partes de la cubierta de cepa lisa. Luego incubaron la lisis de cepa lisa sin cubierta con proteínas que digieren enzimas (tripsina y quimotripsina) y después probaron la habilidad de esta lisis para transformar. Esta lisis sin proteínas seguía trasformando, así que el principio trasformador no era proteína.

Cuando querían probar y purificar la lisis, precipitaron los ácidos nucleicos – ADN y ARN - con alcohol. Fueron los primeros en aislar los ácidos nucleicos de un neumococo. Cuando vieron que el «principio» transformador no estaba en la cubierta de azúcar, ni en la proteína sospecharon que tal vez estaría en uno de los ácidos nucleicos.

Disolvieron la mezcla con alcohol en agua, primero destruyeron el ARN con la enzima RNasa, probaron la capacidad trasformadora de esta solución, la solución todavía tenia capacidad para transformar, de tal manera que el ARN no podía ser el «principio» transformador. Cuando habían dejado virtualmente ADN puro, como una prueba final, incubaron la solución con la enzima digestora de ADN, Dnasa. Probaron la capacidad trasformadora de esta solución, esta solución fue incapaz de transformar. Avery y sus colegas concluyeron que el ADN era el principio transformador

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